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Karsten Marijnissen

Karsten Marijnissen

Field CTO

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Artículo

4 min de lectura

23 de octubre de 2025

Por qué los proyectos piloto de IA suelen fracasar (y cómo evitarlo)

Como respuesta al interminable flujo de casos de éxito con IA, en muchos consejos de dirección se escucha la misma frase: “Tenemos que hacer algo con IA”. El FOMO es real. Pero hay un problema: la gran mayoría de los proyectos piloto de IA fracasan. De hecho, investigaciones del MIT muestran que el 95% de los proyectos piloto se quedan por el camino. ¿Por qué ocurre esto?

Con demasiada frecuencia, la IA se plantea como una fiesta tecnológica. Un modelo por aquí, un chatbot por allá. Pero en la práctica es mucho más: datos, procesos, las herramientas adecuadas. Y personas. Y este último grupo suele olvidarse.

El hype de la IA: pisar el acelerador o frenar en seco

Veo, a grandes rasgos, dos tipos de aproximaciones en las empresas:

  1. Acelerón total. El C-level siente la presión del hype y quiere desplegar IA a toda velocidad. Entusiasmo no falta, pero muchas veces más rápido de lo que la organización puede asumir. Datos desordenados, procesos poco definidos, empleados que no han sido preparados. Resultado: un proyecto piloto que se estrella en el caos.
  2. Freno a fondo. Otros directivos, en cambio, se paralizan. No entienden la tecnología, temen la pérdida de empleo o los riesgos en reputación y deciden: “No hacemos nada. Excepto quizá Copilot, porque eso sí está aprobado.” Esto también lleva a la inacción.

La IA no es una herramienta suelta, es un compañero de trabajo

Implementar un agente de IA es como contratar a un nuevo empleado. No esperas que alguien lo sepa todo el primer día. Un empleado necesita meses (a veces años) para entender el producto, los procesos y el contexto del cliente. Con la IA ocurre lo mismo: también hay que “formarla” antes de que pueda trabajar bien. La IA necesita contexto.

¿Y de dónde sale ese conocimiento? De documentos, sí, pero sobre todo del conocimiento que tienen las personas. Si no lo haces accesible, tu agente cometerá errores o, peor aún, alucinará. Y terminarás con un comercial digital que no puede responder a la mitad de las preguntas. Eso mina al instante la confianza de tus clientes.

Sin apoyo interno no hay éxito

Otra razón por la que los proyectos piloto fracasan: no hay implicación real. A un COO se le encarga “hacer algo con IA”, pero sin una estrategia clara o sin apoyo desde arriba. O a veces se forma un grupo de trabajo que tampoco sabe muy bien por dónde empezar.

Además, los empleados sienten miedo. ¿Qué significa la IA para mi puesto? ¿Cómo cambiará mi trabajo? Si introduces IA con mensajes del tipo “vamos a transformar toda la empresa”, sin contexto ni acompañamiento, lo que generas es rechazo.

La comunicación y la gestión del cambio son tan importantes como la tecnología. Las empresas que lo hacen bien llevan a su gente en el viaje: primero explican, luego experimentan juntos y solo después escalan.

Herramientas: elige con cabeza, no con prisa

Otra trampa habitual: elegir mal la herramienta de IA. Hay cientos de proveedores prometiendo soluciones que “lo hacen todo”. Pero no todas las herramientas de IA sirven para atención al cliente, procesamiento de pedidos o tareas de compliance.

Una IA que genera facturas o gestiona pedidos tiene que ser casi perfecta (99% de precisión). Para marketing puede haber más margen. La diferencia está en la herramienta y en las integraciones: CRM, plataformas de e-commerce, sistemas de compliance.

La comprobación que siempre debes hacer: ¿cómo seguiría este proceso un empleado? Si no puedes responder a esa pregunta, tu IA tampoco podrá.

Por qué fracasar es, en realidad, útil

Aun así, un proyecto piloto fallido no siempre es malo. Deja al descubierto lo que falta para estar realmente preparado para la IA. A veces descubres que tus datos no están bien, que tus procesos son demasiado complejos o que tu Copilot desplegado no es suficiente. Así que no veas un proyecto piloto como un final, sino como un test de realidad.

El 5% de los proyectos piloto que sí funcionan tienen algo en común: hay un partner externo implicado que conoce los trucos y las trampas. Porque la IA no es una herramienta plug-and-play. Es un trabajo especializado.

La fórmula del éxito: 50% personas, 50% tecnología

Que la IA funcione depende del equilibrio. Necesitas tecnología puntera, pero también conocimiento, experiencia y la implicación de los equipos. Esa es la fórmula: 50% personas, 50% tecnología.

Las empresas que lo entienden convierten la IA en un acelerador estratégico. Y ahí es cuando aparece el valor real: mejores experiencias de cliente, procesos de venta más rápidos y empleados que ganan tiempo para tareas más estratégicas.

¿Quieres que la IA realmente trabaje para ti?

Evita acabar en el 95% de proyectos piloto fallidos. Empieza pequeño, pero empieza bien: con datos, procesos y personas preparadas para el cambio.

Y si no sabes por dónde empezar, no hace falta que lo hagas solo: podemos acompañarte a definir el caso de uso, preparar el terreno y convertir tu próximo proyecto piloto de IA en el primer paso hacia un impacto real en tu negocio.

Miguel

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Miguel

Director de Tecnología Cloud