Ya hemos hablado en el blog de qué es la inteligencia artificial, pero nunca la habíamos relacionado con la ética y la sostenibilidad. Siempre, cuando hemos hablado de ella, ha sido para hacer hincapié en lo beneficiosa que puede ser para el desarrollo de tu negocio y como un pilar importante de la transformación digital.
Veamos qué son los algoritmos verdes, la green IA y cómo pueden ayudarnos a trabajar de forma más ética y sostenible. Además, en este post, aprenderemos un poco más sobre las emisiones de carbono.
A qué nos referimos con Algoritmos Verdes
Por algoritmo verde podemos entender dos cosas. Por un lado, nos referiremos a algoritmos más eficientes a la hora de construirlos, que consuman menos recursos y consigan el mismo resultado que obtendría un algoritmo más complejo. Estos serían los llamados algoritmos energéticamente eficientes, que dejen menos huella de carbono.
Por el otro lado, hablamos de algoritmos que sirvan para ser más sostenibles, lo que se llama la inteligencia artificial verde. ¿Sabemos qué es la inteligencia artificial?. Un buen ejemplo sería la domótica de un hogar que automatice la calefacción de la casa o el consumo eléctrico de los distintos aparatos.
Tanto unos como otros, los algoritmos verdes estarán orientados a mejorar la sostenibilidad y que las emisiones de carbono provenientes de internet, y la inteligencia artificial en particular, sean lo más bajas posibles.
Los algoritmos verdes están muy relacionados con la ciudad inteligente y el cloud, de los cuales ya hemos hablado en anteriores posts. Veamos un poco más cómo funciona la inteligencia artificial verde y los algoritmos energéticamente eficientes.
Inteligencia artificial verde o green IA
En pleno siglo XXI tenemos muy presente las 3 Rs (reducir, reutilizar y reciclar), pero de poco sirve que hagamos todo esto a nivel particular o empresarial si luego, por parte de otros sectores empresariales, se olvidan de la sostenibilidad completamente.
La huella de carbono es un problema a nivel mundial y muchas empresas son conscientes de que, entre todos, debemos frenarlo. Por eso, muchas están aplicando medidas para ser emisores de carbono cero, realizando diferentes cambios en sus actividades para evitar contaminar tanto.
Dentro de todas las posibilidades que hay para reducir las emisiones de carbono, una muy novedosa es la inteligencia artificial verde. Como hemos hablado, la inteligencia artificial verde tiene como patrón principal la sostenibilidad.
Pero, ¿qué es exactamente la inteligencia artificial verde o green IA? En este estudio nos explican a fondo qué es la green IA pero, en definitiva, el objetivo de esta es que cualquier dato empresarial sea interpretado por algoritmos verdes. Es decir, unos algoritmos que tendrán en consideración muchas más características y factores para mejorar los procesos de todo tipo, desde empresariales a logística o transporte. Además, buscarán ser más eficientes, ahorrar energía, contaminar lo menor posible, consumir el mínimo agua o resolver cualquier otro desafío complejo que pueda amenazar la sostenibilidad ambiental.
¿Qué es la huella de carbono de internet?
En la actualidad, se calcula que más del 50% de la población mundial tiene acceso a internet, siendo, desde luego, una cifra muy desigual entre los países más desarrollados frente a los menos desarrollados.
En cualquiera de los casos, el hecho de que miles de millones de personas accedan a internet cada día significa que tenemos que contar con una infraestructura de telecomunicaciones jamás vista hasta ahora.
La demanda de servicios de internet ha crecido de forma exponencial, lo que ha supuesto que el intercambio de información y el volumen de estos sea cada vez más grande. Para ello, se han tenido que construir centros de datos inmensos. Estamos hablando de unas instalaciones que funcionan ininterrumpidamente 24/7, con unas condiciones de temperatura y humedad concretas, las cuales necesitan unos equipos de refrigeración que, se ha llegado a decir, consumen más energía de la que consume un país entero.
Además de los centros de datos, los dispositivos electrónicos son otro de los problemas fundamentales a la hora de hablar de sostenibilidad e internet. La fabricación de este tipo de dispositivos, ya sean smartphones, ordenadores, hardware en general… supone un alto grado de contaminación.
Por este motivo, se han comenzado a tomar distintas medidas para frenar la huella de carbono. Una de ellas es la aceleración del uso de la nube para alojar softwares y todo tipo de información, como ya hemos hablado en otros posts, dejando de usar los centros de datos locales y ahorrando mucha inversión en hardware. Otra medida ha sido diseñar centros de datos verdes, que buscan realizar las menores emisiones de carbono posibles, aplicando distintas acciones de eficiencia energética.
¿Cómo se puede calcular la huella de carbono?
Ha quedado demostrado que el uso de internet produce emisiones de carbono pero, ¿podemos calcular cuál es la huella de carbono de una empresa para, de esa forma, paliar las emisiones? ¡Sí! De hecho podemos calcular la huella de carbono de absolutamente cualquier movimiento que realices en internet.
La huella de carbono se utiliza como herramienta de sensibilización, además de para mejorar las prácticas empresariales y particulares. Se calcula que casi el 20% del consumo eléctrico en Europa proviene de los equipos y servicios de telecomunicaciones y que, esto se traduce en casi un 10% de las emisiones de CO2 de la UE.
Para reducir estas emisiones de carbono producidas por internet, a nivel particular podemos hacer un uso responsable del mismo. Si bien es cierto, todo depende de la creación de esos centros de datos verdes, así como de la concienciación por parte de las empresas de aplicar la sostenibilidad todo lo que puedan.
Algoritmos verdes, realidad o ficción
En definitiva, estamos ante un nuevo paradigma que no tiene nada de ciencia ficción. Es más, recientemente se publicó la Estrategia Nacional de Inteligencia Artificial (ENIA), que uno de los puntos a tratar son la aplicación de los algoritmos verdes y la inteligencia artificial verde como datos clave para evolucionar a un punto de emisiones de carbono cero.