En este artículo vamos a hablar sobre el significado de design thinking, en qué consiste, para qué se utiliza, cuáles son sus finalidades, las técnicas de design thinking y su metodología.

El design thinking es la forma que tenemos de buscar una solución a un problema que se nos presenta. Estudiamos el problema y lo dividimos en pequeñas partes, lo exponemos y lo analizamos en conjunto con el resto de compañeros y con el pensamiento del diseño. De esta forma, una vez descompuesto un problema grande en partes pequeñas nos será más fácil encontrar la solución que necesitamos.

El design thinking comenzó a utilizarse en la Universidad de Stanford en California (EEUU) en la década de los 70. Podemos decir que surgió pero se quedó de forma “latente” y no fue hasta el año 2004 cuando David Kelley, fundó D.school y es entonces cuando este término toma relevancia a partir de que se mezclan a alumnos con profesores de diferentes materias para que creen proyectos en conjunto.

Ya en el año 2008, cuatro años después, Tom Brown, CEO de IDEO, escribe un artículo en Harvard Business Review para definir el design thinking.

Fue en 2009 cuando se escribe el libro “Change by design” y este término se vuelve famoso a nivel mundial.

El design thinking como hemos hablado anteriormente se puede emplear prácticamente en todos los ámbitos, con fin económico o sin él, ya sea para un medio o entidad público o privado y para lo que por supuesto podemos utilizar la experiencia digital.

Por norma general sirve para:

  • Crear cursos virtuales

  • Diseñar cursos online

  • Crear empresas y startups

  • Diseñar productos y servicios

  • solventar problemas de forma innovadora y moderna

  • Rediseñar nuestro método de negocio

  • etc

El proceso de design thinking lo podemos dividir en cinco fases:

Debemos empezar poniéndonos en el lugar de la experiencia de usuario y de sus necesidades, debemos saber cómo empatizar. Tenemos que llegar a ponernos en el lugar de las personas para así conseguir encontrar una solución fructífera y correcta acercándonos lo máximo posible al problema del usuario para así encontrar la mejor solución.

En esta etapa tenemos que filtrar toda la información que hemos recabado en la fase de empatía. Nos debemos quedar con todo aquello que nos aporte el mayor valor para conseguir una visión final que nos ayude a solucionar el problema que teníamos inicialmente. Solo así conseguiremos encontrar la solución correcta.

Aquí estamos ya en el ecuador del proceso. Es en este punto es donde nos tienen que surgir opciones, cuantas más, mejor. Todo vale, cuantas más ideas mejor, demos valor a la creatividad, lo importante es recabar información, ya posteriormente desecharemos aquello que no nos sea de utilidad.

En este proceso tenemos que centrarnos en construir la solución para el pensamiento del diseño en base a todo lo pensado y expuesto en las fases anteriores. Aquí ya tenemos algo tangible, algo claro, con lo que trabajar para llegar a nuestro objetivo final. La solución del conflicto a través de una buena metodología.

Esta etapa está muy ligada a la anterior ya que tenemos que testear lo que hemos hecho en la fase de prototipado. Aquí ya empezamos a probar que nuestra solución funcione con el público objetivo al que hemos orientado nuestra solución.

Cuando hayamos recibido el feedback, lo añadiremos a nuestro proyecto para que la solución sea lo más perfecta y exacta posible. Es aquí donde este término toma relevancia y se empieza a hablar de cómo aplicar design thinking a una empresa.

Como explicamos anteriormente, los inicios de esta metodología datan de la década de los años 60/70 en lo referente al diseño estratégico industrial. Fue en estos años cuando en Estados Unidos se pretende crear una ciencia en relación al diseño.

Fue Richard Buckminster Fuller una de las personas más activas e influyentes de este movimiento llegando a crear evaluaciones y diseños sobre problemas.

Fue ya en la década de los años 80 cuando términos como multidisciplinareidad, creatividad e innovación empiezan a relacionarse con el diseño.

Algunas características de buen facilitador son las siguientes:

  • Amabilidad y disposición: El desing thinking es complejo pero a la vez puede también ser muy divertido. Aquí es donde entraría la labor del facilitador y, ¿cuál es su labor? ayudar a crear un buen ambiente laboral al igual que debe de conseguir que todos los miembros de este proceso se sientan igual de valorados para que el proceso salga adelante.

  • Capacidad de escucha: el buen facilitador tiene que estar pendiente, observante y hacer que el trabajo se desarrolle con normalidad. El facilitador es la persona correcta para controlar y hacer que todo salga bien.

  • Despego: El facilitador no está para dar soluciones, el facilitador está para potenciar el trabajo, animar y hacer que el grupo de trabajadores se sienta con ganas de trabajar e ilusión por conseguir una buena meta final.

El design thinking es un método para llegar a una resolución creativa y entretenida de los problemas con la finalidad de conseguir un buen resultado, por lo que esta metodología la podemos aplicar a cualquier ámbito que “acepte” un enfoque creativo. Con los años se ha convertido en una práctica realizada por muchas empresas a nivel internacional con unos resultados excelentes. Es una metodología que da muy buen resultado ya que combina empatía, racionalidad y creatividad para solventar un problema.